21 septiembre 2024


           EL VISIONARIO

         Abel Quentín


Abel Quentin, escritor francés y abogado penalista de 40 años. Esta es su segunda novela.

El protagonista, Jean Roscoff, un profesor de Universidad sesentón y jubilado, quiere hacer una biografía de un desconocido poeta y músico afroamericano, Robert Willow , muerto en accidente de tráfico. Después de una cena con su hija Leonie y la novia de ésta, se desatan las nostalgias y miserias de su vida. Una prosa que no atrae, más bien aburre, desprovista de belleza, llena de extranjerismos y referencias ajenas a nosotros.

Revive con Agnes, su exmujer, de la que sigue enamorado, su situación de divorciado. Es un repaso a los años ochenta con su desenfreno social y sexual, las continuas referencias al movimiento intelectual de Sartre y sus coetáneos en el existencialismo. El alcoholismo, compañero inseparable, forma parte de su vida. Toda su implicación en movimientos sociales, habrían sido una impostura. Es un ser mediocre, con un buen concepto de sí mismo. Las personas de cierta edad, que han sido progresistas, sufren cambios  con los años, aferrándose a las comodidades y el conservadurismo.

Las consecuencias desmesuradas de la publicación de su libro en una editorial de segunda fila sobre la negritud de Willow, rememora los años posteriores a la segunda guerra mundial y la caza de brujas de McCarthy. Las redes sociales, se encargan de su destrucción como persona, de forma irremediable. La difusión de bulos, en las redes sociales, la teoría de la cancelación, es un reflejo de las maldades humanas de nuestros días.

La verdad, sobre Willow, el protagonista del libro y sobre los Rosemberg de otro libro anterior, caen como una losa sobre su persona. Tintes policíacos en la muerte de Wilow, en accidente provocado. 


 NO TE VERÉ MORIR

Antonio Muñoz Molina




Antonio Muñoz Molina, es suficientemente conocido por nosotros y un excelente escritor. Muy bella prosa en el libro, en los recuerdos, en todo lo que se ha ido. Análisis de la vida trepidante de Gabriel Aristu y el retrato de una España negra, atrasada y clerical. La relación de su familia con intelectuales de prestigio y su relación amorosa con Adriana, marcan el carácter de Gabriel y su percepción del mundo y lo cotidiano. En ocasiones, tal vez un exceso de retórica retarda la historia. Molina, juega con los tiempos en la novela.

Una buena descripción de la alta sociedad norteamericana, de sus casas, sus bosques, y el contraste con la parte mísera de esa misma sociedad.

Siente, ya en la vejez, un profundo amor hacia Adriana, que tal vez había olvidado, subyugado por su vida americana, su posición social, y la teatralidad de las relaciones entre la alta sociedad, que le hacen adormecer el supuesto amor de su vida, que no obstante, hacen resaltar en el lector,  egoísmo y cobardía por su parte.

De Adriana rememora su pelo rojo, su frente, sus almendrados ojos verdes, sus manos, su indumentaria informal, la enseñanza de lugares y rincones poco comunes de Madrid. Gabriel se había formado siendo esclavo de las obligaciones impuestas por sus padres, que querían hacerle salir del pozo de ignorancia de la España de post-guerra.

A través de la hija de Adriana, que conoce de forma casual, consigue contactar con ella y se produce el encuentro, ya en los últimos momentos de Adriana, cuando es una muñeca rota por la vejez y la enfermedad terminal que padece.

Un hermosa y triste historia de amor inacabada, que induce a la tristeza, en la que la figuración ha destruido los sentimientos. No vio morir a la amada a quien dejó por cobardía, ni la asiste en la despedida del mundo, a pesar de su ruego.