26 octubre 2024

Nada es verdad 

 Verónica Raimo

 

El libro tiene una prosa correcta, sin pretensiones. Hace una descripción humorística, una caricatura de sus vivencias familiares. El relato resulta algo infantil, pero de lectura fácil y amena. Un padre que construye tabiques por doquier en la casa familiar, una madre omnipresente en cualquier lugar. Sus mejores recuerdos son con su abuelo, incluso en momentos íntimos de su estreñimiento. Las comidas con su familia resultan poco edificantes por su procacidad.

Los problemas cotidianos son tratados con un humor que llega a hacerse redundante. Las ensoñaciones son de adolescente.

Atrapada en la familia, siente las obsesiones por el sexo en su primera juventud, y más tarde, del recuerdo de su aborto, que podrían ser vivencias de la misma autora.

El desconcierto ante la vida, deja traslucir su educación. Vida de picaresca, de enredos junto con su hermano de quien tiene manifiestos celos, y de sus dos amigas más íntimas.

Personaje frío, siente indiferencia hacia los niños, y una manifiesta ineptitud para las manualidades y la música. Con su vida de trápala, confunde lo imaginado con lo cierto, viviendo en una realidad paralela, egocéntrica, con enfoques a veces existencialistas y sintiéndose como perdida en la vida, en la que nada es verdad. Ella misma reconoce mentir en su diario para engañar a su madre que lo va a leer a escondidas.